Día de la Mujer | Editorial en Forma de Cuento Corto.

por Volován.

Un hombre caminaba por Sudáfrica, cuando hasta sus pies, un diamante llegó.

-¡Que hermoso! - Pensó el, lo guardó y su camino siguió.

Después, este hombre pensó -Debo hacer algo con el, no puedo sólo cargarlo,

pues su peso es bastante, y no lo aguantaran mis pies.-

Trató de cambiarlo por agua, comida, un caballo, pero nadie lo aceptaba, le decían:

-Es mucho- y el joven caballero, solo con su frustración, caminaba.

A lo lejos apareció un anciano, quien se le acercó y le dijo:

-Escuche buen hombre, agua no le puedo dar, pero deme el diamante,

y a cambio nunca solo va a estar.-

Nuestro hombre dudó, pensó y pensó, y llego a una conclusión:

-¿Usted como sabe que yo traigo un diamante?

El anciano respondió:

-Todos por más pobre que seamos, siempre tenemos algo de valor, y la leyenda sobre su piedra, mi buen amigo, ya todo el mundo comentó. Pero dígame a todo esto, ¿Qué prefiere para sí?

¿Cargar una roca brillante, o una voz cual querubín?

El hombre intrigado, solo se dedico a pensar:

-¿Para que quiero una roca, que su brillo a nadie llega a fascinar?

Aceptó -el contestó-

El anciano tomo el brillante, y acto seguido lo pulverizó, lo hecho sobre la tierra y luego lo transformó.

Había creado una figura hermosa, la pulió, la estilizó, y sopló, la tierra cayó de ella, y una mujer se formó.

Nuestro hombre atónito estaba, más algo faltaba: el brillo del diamante. En eso, la mujer sus ojos abrió. El brillo nunca se perdió, y al contrario, fue ahora cuando más relució.

Cuando nuestro hombre quiso buscar al anciano, este ya no estaba, así que lo que hizo, fue dar la vuelta, tomar la mano de la mujer y seguir su camino, pero ahora, con su compañía.

Ustedes son compañía, fuerza, y belleza. Ustedes son vida. Felicidades a todas nuestras lectoras, en este su día.