Todo empieza con una nube que te anticipa su llegada, sabes que se apróxima; la primera vez es sorprendente, y la siguiente, aunque ya sepas como es -o como puede vislumbrarse a lo lejos- provoca igual una sensación incomparable.
No sabes que pasó, de pronto simplemente estás bajo la lluvia, es decir, en sus brazos, te has empapado por completo de ella, de su esencia, y no hay más que hacer, no hay paraguas que te pueda servir, estás bajo el agua y por más que sepas cuanto te moja, no te alejas, te quedas.
En un instante cae un rayo, y entonces esas gotas que antes te los hicieron reír, penas los hacen pasar, ¿fue tu culpa porque usaste una sombrilla que de ella te aparto? ¿fue acaso un viento distractor?
No importa más, tira tu paraguas, solo dejate empapar, porque sabes que brisa tan intensa y tan viva, con nadie podrás experimentar.
Feliz día de la mujer de parte de todo el staff de The Revelry a nuestras lectoras!
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